Érica Brasca; Tomás Sufotinsky
La analogía fisiológica acompaña a la interpretación de su lectura en términos
de “catarsis”, si consideramos que el término
tiene su origen en el gr. κάθαρσις, de καθαίρω (lavar, enjuagar;
liberar, expiar). (…) El equivalente en lat. es purgatio (purificación,
justificación; de purus –emparentado con πῦς, fuego– puro, repelente,
por así decirlo, de pus, pus), de ahí pues purgatorium (purgatorio) con
el complementario purgamentum, gr. κάθαρμα, para lo que se purga
mediante su expulsión.
Asimismo continúa Peter Thomas en Historisch-kritisches Wörterbuch des
Marxismus planteando que “al igual que para todas las ‘categorías importantes de la
estética’, vale para la catarsis el hecho de que ‘su origen primario está en la vida, no
en el arte, al que ha llegado desde aquélla’ (LUKÁCS, E II, 500)”. Es decir, desde la
“línea de fuga de una tendencia, en la perspectiva del comunismo”, a la que refiere
Benjamin en su texto, la literatura (o bien, el arte) tiene la tarea de purgar este cúmulo
experiencial de Rusia como un “rito de integración social” (Thomas, HKWM [La
traducción es nuestra.]).
Es a partir del planteo de estas cuestiones literarias (y, por cierto, sin
resolverlas) que Benjamin expone, según logra enterarse, el “mapa de coordenadas”
de la nueva literatura rusa. Para configurar este panorama, debió recolectar relatos y
opiniones de aquellas personas con quienes podía hablar en alemán en Moscú, a veces
sin éxito, como describe en el Diario:
Schick viene de una familia muy adinerada, estudió en Múnich, Berlín
y París y sirvió en la Guardia rusa (…) Durante el té intenté sonsacarle
información sobre la nueva literatura rusa. Fue un pedido en vano. No
va más allá de Briusov (BENJAMIN, 2019, p.154).
Finalmente, para trazar su mapa obtiene material de parte del escritor y
dramaturgo húngaro, Béla Illés, que vivió en la Unión Soviética desde 1923: “Fue muy
productivo, tal y como esperaba; me resultó muy interesante el bosquejo que me
ofreció de los grupos literarios contemporáneos en Rusia en función de la orientación
política de los distintos autores” (BENJAMIN, 2019, p.166).
Llama la atención del lector, sin embargo, el hecho de que Benjamin se refiera
a este carácter fisiológico de la literatura rusa, un medio para purgar el cúmulo
experiencial de los últimos diez años (de 1917 a 1927), como algo que “Ningún
europeo puede juzgar”. ¿Acaso en Europa, o particularmente en Alemania y el ámbito
de habla alemana, no se había acopiado un cúmulo “de materiales, de vivencias, de
fortunas” desde el fin de la Primera Guerra Mundial? Si no tan radical o intensamente
Verinotio
348 |
ISSN 1981- 061X v. 28, n. 1, pp. 342-353 - 2º. sem. 2022/1º. sem. 2023
nova fase